El sábado 25 de noviembre tuvo lugar la jornada de cierre del Seminario Clínico Anual 2017. La clase estuvo a cargo del nuevo interlocutor de nuestra Delegación Delfín Leguizamón. Inicia su exposición bajo el
título “Clínica de las psicosis: armarse un cuerpo”
retomando lo trabajado durante el año a partir
del seminario 3 y señala como punto orientador en la
clínica de las psicosis poder escuchar el detalle en el acontecimiento del
cuerpo e interrogar que es lo que pasa en el psicótico en el encuentro con un
goce fálico y los excesos pulsionales. Si para Lacan el cuerpo humano es una
bolsa vacía se plantea el siguiente interrogante ¿cómo un sujeto se arma un
cuerpo con un simbólico que al principio de la vida se encuentra absolutamente
debilitado? Retoma las conceptualizaciones
de Lacan respecto al armado del cuerpo en el sujeto humano a partir de la
imagen en el espejo. Se refiere así a una crítica radical
al narcicismo en tanto yo como unicidad al hablar de la prematuración humana.
Hace un paralelismo entre la enseñanza del texto sobre el estadio del espejo de
1949 y el Seminario 23 de 1975, donde Lacan plantea que el imaginario humano no
tiene conexión con su cuerpo, y que cuando algo se conecta no ofrece ninguna
solución a sus necesidades objetales. No ofrece una solución relacionando al
cuerpo con sus metas y sus fines, sino que lo conecta con el goce opaco de la
vida permitiéndole así tomar consistencia. Diferencia así entre un goce relativo
al imaginario corporal, y un goce que está fuera del cuerpo (objeto a), en
referencia a la diferencia entre la libido objetal y la libido narcisista como
plantea Freud. Con la lógica
de los nudos comienza a pensarse en desanudamiento, en lugar de
desestabilización, en que el sujeto trata de inventar algo que lo pacifique.
Desanudado, tiene referencia al nudo borromeo, la lógica cambia y así la
psicosis no es pensada como déficit sino como estructura. El cuerpo no está
ordenado por la lógica del amor al padre, el intento de retornar al padre como
ordenador (intento de estabilizar) es el peor de los destinos. En la primera
enseñanza de Lacan es lo simbólico lo que orienta el armado de un cuerpo. Más
avanzada su enseñanza Lacan diferencia el armado del cuerpo en un hombre y en
una mujer. Plantea así que hay algo de lo imaginario corporal en el hombre que
se cierra y algo en el imagino de la mujer que no termina de cerrarse. En el
caso de la mujer el síntoma se anuda a otro, del lado del hombre aparece otra lógica.
Diferencia entonces la envidia del pene de la envidia del falo. El goce fálico
no se lleva bien con lo imaginario sino que lo desordena. En la psicosis puede
mostrarse con claridad cómo la emergencia del encuentro con el goce fálico conduce a la desorganización corporal. El cuerpo bien anudado al modo del nudo borromeo puede soportar los
embates de lo pulsional. Lo pulsional en el encuentro con un cuerpo, desarma un
cuerpo. El encuentro del goce en el acto sexual tiene un borde absolutamente
traumático para todos los sujetos. En el campo de la neurosis la lógica del
Nombre del padre ordena los tres registros y permite la construcción del
fantasma, y la condición de amor permite cierto encuentro con lo sexual por
medio del fantasma. La condición amorosa permite el encuentro con lo pulsional
sin que el sujeto se enloquezca. Lacan empieza a pensar: hay un goce del órgano y hay un goce de lo fálico,
no son lo mismo. Uno esta fuera, otro se puede localizar en el cuerpo. Es en la
manifestación del acontecimiento del cuerpo lo que permite pensar en que clínica
estamos. Si es la clínica que soporta la interpretación o no, y es la clínica
en la que hay que ver cierta manera de anudar a ese sujeto. Finaliza con la presentación de un caso clínico y su discusión con el
auditorio.
Mariela
Sosa - Natalia Rescala