Reseña Tercera clase Seminario Clínico Anual 2018


El 1 de Junio se realiza la tercera clase correspondiente al Seminario Clínico Anual.
Al inicio se realizan puntuaciones sobre “Introducción del Narcisismo” de Freud señalando la operación de una nueva acción psíquica para la constitución del yo. Esto es retomado por Lacan para establecer el estadio del espejo y las funciones del yo, donde prevalece el registro simbólico como ordenador de lo imaginario. De esta operación resulta un yo unificado, a partir de la imagen que viene del Otro (ideal del yo). Se ubica el yo ideal como un yo investido libidinalmente, soporte de la identificación primaria.
                La relación pulsional con el ideal da satisfacción y de ello se deriva un goce pulsional. El narcicismo en Freud es libido de objeto, y la pulsión empieza a ser la cuestión de dificultad con el ideal. En este primer momento, estamos en el paradigma del goce imaginario (Miller), satisfacción imaginaria, la cual no procede del lenguaje. Existen fenómenos clínicos que dan cuenta de este goce imaginario cuando la regulación simbólica no opera: pasajes al acto, acting out, fenómenos elementales en general, alucinaciones, fenómenos especulares de doble (psicosis). Se comentan viñetas que dan cuenta de cómo estos fenómenos aparecen en la clínica de la esquizofrenia y cómo en algunos casos se puede ubicar "la perturbación en la juntura más íntima del sentimiento de la vida" en las psicosis
Lacan se pregunta en su última enseñanza  ¿Cómo se tiene un cuerpo? tanto para psicosis como neurosis.  A partir del Seminario 3 se piensa las psicosis con la forclusión del nombre del padre, donde se produce la desregulación simbólica y una disolución imaginaria, siendo la metáfora delirante el tratamiento posible para la psicosis, el paradigma de esto es el caso Schreber y el tratamiento por la vía de lo simbólico.
                A partir del texto “La tercera” (1974) Lacan rearma su enseñanza, toma el estadio del espejo y va más allá, para pensar imaginario - real y simbólico - real.  Para ello, diferencia el otro goce (en el cuerpo) del goce fálico (fuera del cuerpo), siendo el caso Joyce el paradigma para pensar la última enseñanza y la clínica con la psicosis. Se abre la pregunta ¿cómo lo imaginario puede sostener y anudar? Antes irrumpía en forma de goce, ahora anuda. El goce fálico se ubica entre simbólico y real por la entrada en el lenguaje, se identifica fuera de cuerpo porque es un goce localizado que bordea las zonas erógenas. Se caracteriza por ser parasitario, destruye el imaginario corporal y puede encuentra límites en el Nombre del Padre. Este goce fuera de cuerpo no permite sentir el cuerpo. En la esquizofrenia se ubica en la fragmentación del cuerpo y el lenguaje de órgano.
                En cambio, el goce en el cuerpo es el otro goce y se ubica en la articulación de lo imaginario y lo real, tiene que ver con el narcisismo y no es sinónimo de goce femenino. Se relaciona con el sentimiento de sí, de tener un cuerpo. Permite sostener un cuerpo. Es un goce que no puede nombrarse. La dirección del tratamiento tomando este paradigma se orienta en sentido que la función del síntoma produzca un anudamiento y una relación diferente entre estos goces más ligados a la vida.


                                                                                              Paula Torres y Cristela Oggianu