El 1 de Junio se realiza la tercera
clase correspondiente al Seminario Clínico Anual.
Al inicio se realizan puntuaciones
sobre “Introducción del Narcisismo” de Freud señalando la operación de una
nueva acción psíquica para la constitución del yo. Esto es retomado por Lacan para
establecer el estadio del espejo y las funciones del yo, donde prevalece el
registro simbólico como ordenador de lo imaginario. De esta operación resulta
un yo unificado, a partir de la imagen que viene del Otro (ideal del yo). Se
ubica el yo ideal como un yo investido libidinalmente, soporte de la
identificación primaria.
La
relación pulsional con el ideal da satisfacción y de ello se deriva un goce pulsional.
El narcicismo en Freud es libido de objeto, y la pulsión empieza a ser la
cuestión de dificultad con el ideal. En este primer momento, estamos en el
paradigma del goce imaginario (Miller), satisfacción imaginaria, la cual no
procede del lenguaje. Existen fenómenos clínicos que dan cuenta de este goce
imaginario cuando la regulación simbólica no opera: pasajes al acto, acting
out, fenómenos elementales en general, alucinaciones, fenómenos especulares de doble
(psicosis). Se comentan viñetas que dan cuenta de cómo estos fenómenos aparecen
en la clínica de la esquizofrenia y cómo en algunos casos se puede ubicar
"la perturbación en la juntura más íntima del sentimiento de la vida"
en las psicosis
Lacan se pregunta en su última
enseñanza ¿Cómo se tiene un cuerpo? tanto
para psicosis como neurosis. A partir
del Seminario 3 se piensa las psicosis con la forclusión del nombre del padre,
donde se produce la desregulación simbólica y una disolución imaginaria, siendo
la metáfora delirante el tratamiento posible para la psicosis, el paradigma de
esto es el caso Schreber y el tratamiento por la vía de lo simbólico.
A
partir del texto “La tercera” (1974) Lacan rearma su enseñanza, toma el estadio
del espejo y va más allá, para pensar imaginario - real y simbólico - real. Para ello, diferencia el otro goce (en el
cuerpo) del goce fálico (fuera del cuerpo), siendo el caso Joyce el paradigma
para pensar la última enseñanza y la clínica con la psicosis. Se abre la
pregunta ¿cómo lo imaginario puede sostener y anudar? Antes irrumpía en forma
de goce, ahora anuda. El goce fálico se ubica entre simbólico y real por la
entrada en el lenguaje, se identifica fuera de cuerpo porque es un goce
localizado que bordea las zonas erógenas. Se caracteriza por ser parasitario, destruye
el imaginario corporal y puede encuentra límites en el Nombre del Padre. Este
goce fuera de cuerpo no permite sentir el cuerpo. En la esquizofrenia se ubica
en la fragmentación del cuerpo y el lenguaje de órgano.
En
cambio, el goce en el cuerpo es el otro goce y se ubica en la articulación de
lo imaginario y lo real, tiene que ver con el narcisismo y no es sinónimo de
goce femenino. Se relaciona con el sentimiento de sí, de tener un cuerpo. Permite
sostener un cuerpo. Es un goce que no puede nombrarse. La dirección del
tratamiento tomando este paradigma se orienta en sentido que la función del
síntoma produzca un anudamiento y una relación diferente entre estos goces más
ligados a la vida.